🧬 CUáL ES LA DIFERENCIA ENTRE DEPORTE Y ACTIVIDAD FíSICA?

Via Techno-Science

Escuchamos y vemos cada vez más mensajes de salud pública que nos animan a "realizar actividad física", "movernos", "hacer deporte". Pero, ¿qué significa esto realmente? Desde la antigüedad hasta nuestros días y en cualquier lugar, diversas fuentes han revelado la existencia de actividades caracterizadas por el rendimiento físico, el dominio de técnicas corporales, la creación y repetición de gestos, la elaboración de reglas, la delimitación de un espacio dedicado y, a menudo, una forma de competencia.

Sin historiar aquí el deporte, cuya definición y criterios aún son objeto de debate, podemos señalar la aparición del deporte moderno a finales del siglo XVIII en Inglaterra, a partir de la transformación de los juegos tradicionales de las "public schools". El deporte constituye un subconjunto de la actividad física en el cual los participantes se adhieren a un conjunto común de reglas (o expectativas) y para el cual se define un objetivo. Así, en su acepción moderna, el deporte implica una práctica corporal diferente de la práctica cotidiana, es decir, una práctica codificada.

La actividad física se define como "todo movimiento corporal producido por la contracción de los músculos esqueléticos que conduce a un aumento del gasto energético respecto al gasto energético en reposo". La actividad física incluye la práctica deportiva, pero no puede ser calificada de "deportiva" si no cumple con ciertos criterios, especialmente la codificación. Por lo tanto, la expresión más inclusiva del movimiento humano es precisamente la de "actividad física", y es un consenso entre los científicos desde hace unos diez años.

La confusión entre "actividad física" y "deporte" es frecuente. En salud pública, se hace referencia a la actividad física, cuya práctica deportiva puede ser un excelente motor en términos de la motivación que puede generar a través de la competencia: queremos avanzar, practicamos tanto más y mejor. En definitiva, desde la perspectiva de la salud pública, lo importante es "moverse". Por dos razones: por un lado, para limitar los largos periodos de sedentarismo que tienen efectos perjudiciales para la salud como el aumento del riesgo de diabetes tipo 2, y también para movilizar la masa muscular cuyo estímulo, que puede denominarse local o periférico en fisiología, tendrá efectos centrales y sistémicos, es decir, sobre todo el cuerpo, incluido el cerebro.

Estos efectos se manifiestan a corto plazo, durante la actividad física, para hacer frente a lo que llamamos el estrés del ejercicio, es la respuesta aguda. Es el aumento de la frecuencia cardíaca, o de la ventilación, por ejemplo (respiramos más rápido). Luego, a medio plazo, en el tiempo posterior a esta actividad, en recuperación, y finalmente a largo plazo si la actividad es suficientemente frecuente y regular, es lo que se denomina un efecto de sobrecompensación, son las adaptaciones fisiológicas que nos hacen más eficientes: estamos entrenados y en mejor salud.

Estas adaptaciones ocurren a nivel periférico (los músculos, el aparato locomotor en general), central (nuestros músculos, nuestros pulmones, nuestro cerebro). Estos efectos se manifiestan hasta el nivel más íntimo de nuestras células con nuevos mensajes de moléculas y nos benefician... Todo esto también se realiza por la modificación de la producción de ciertas hormonas gracias a los mensajes celulares que la actividad física origina en cuanto nos ponemos en movimiento, y esto es tanto más así cuanto más intenso o prolongado es el movimiento, a la medida de nuestras capacidades físicas del momento.

Así que, en general, cuando nos movemos, progresamos, ganamos en rendimiento o al menos nos mantenemos y nos sentimos mejor en nuestra vida diaria. Esta motivación se puede encontrar solo, mediante la actividad física, que puede ser una actividad codificada, por lo tanto un deporte, pero que aún es para nosotros una actividad física sin competencia. También se puede hablar aquí de "actividad deportiva".

Por lo tanto, una actividad física no necesariamente es deportiva. Basta con moverse para que sea una actividad física en el sentido que los científicos entienden: subir escaleras, jardinería, caminar por la calle o en la naturaleza. Es la duración, el ritmo, la intensidad lo que determinará que tenga más o menos efectos sobre la salud.

Lo ideal es comenzar progresivamente a hacer más de lo que estamos acostumbrados a hacer, caminar más a menudo, más tiempo, a un ritmo más sostenido, correr, nadar, pedalear o participar en una actividad deportiva en un club, por ejemplo. A cada uno según su sensación y sus deseos.

El agotamiento, el hecho de sudar, la dificultad para hablar con un compañero, por ejemplo, caracterizan bien una actividad física cuya intensidad es moderada a alta y tendrá tanto más efectos sobre nuestra salud física y mental. Pero moverse, al igual que hablar, leer, calcular, se aprende.

Y la educación física en la escuela es un momento privilegiado para aprender a través del movimiento, a través del deporte, es decir, del juego. Cuanto mejor sabemos movernos, más agradable es y más ganas tenemos de continuar. Y si realmente nos gusta, podemos practicar en un club un deporte que elegimos porque nos gusta, porque moverse, ante todo, es divertirse. ¡Entonces, todos a nuestros tenis, a nuestros uniformes, a nuestros bicicletas!

Autor: Irène Margaritis - Profesora de fisiología - Adjunta al Director de evaluación de riesgos, ANSES

Fuente: The Conversation bajo licencia Creative Commons

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